Ya se respira por todos lados ambiente navideño y es que prácticamente
estamos en Navidad, época de nostalgia y tristeza para algunos y motivo de alegría
y festejo para otros.
Por mi entorno y experiencia propia, cuándo se va cumpliendo
años, cada vez más, la Navidad es una fiesta llena de nostalgia y añoranza, y
si observamos pura contradicción. Sé
canta a la paz, pero no sabemos construirla. Nos deseamos felicidad, pero cada
vez parece más difícil ser feliz. Nos compartimos mutuamente regalos, pero lo
que necesitamos es ternura y afecto. Cantamos a un niño Dios, pero en nuestros
corazones se va apagando la fe, la cuestión es que la vida no es como quisiéramos,
pero quizás no sabemos hacerla mejor.
Ya que en mi casa no hay ningún motivo ni adorno navideño,
quiero en esta Navidad, montar un árbol dentro de mi corazón y colgar en el, en
lugar de regalos y adornos, los nombres de mis seres más queridos, aquéllos que
amo y no están y nunca estarán, los que viven lejos y los que tengo cerca, los
que veo todos los días y los que raras veces les veo, a los que siempre
recuerdo y los que a veces olvido, a mis antiguos amigos y a los más recientes,
y de esa manera llenar de buenos recuerdos mi alma.
Pilar
muy bonito
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