sábado, 25 de agosto de 2012

Mis dos últimos cuadros del 2012 hasta ahora



Quietud
(Oleo sobre lienzo)



Paisaje Otoñal (Oleo sobre lienzo)

lunes, 6 de agosto de 2012

Con aroma a jazmínes



Estamos a principios de agosto y hay luna llena. Hoy ofrece uno de los espectáculos más hermosos, porque es tanto su brillo esta noche que las estrellas se van asomando muy tímidamente. Desde mi ventana veo todo el patio iluminado de una luz clara, azulada y resplandeciente. Tanto es así que me tienta a salir y a la luz de la luna quedarme sentada como espectadora de tan bello panorama. La suave brisa de la noche acaricia mi rostro y me trae un leve y agradable aroma a jazmines. Como siempre, mi fiel compañera, la soledad, hace que mis sentimientos afloren y recuerdo momentos, añoranzas de tiempos vividos, nostalgia sin más.
El perfume a jazmines es el olor que relaciono siempre con esta casa. Ya no se huele en su interior… añoro aquellos veranos en que la casa se llenaba de familia, añoro aquellas tardes en las que mi madre minuciosamente cogía uno a uno los jazmines aún en capullo y los entraba a la casa, y a veces yo los ensartaba con hilo y aguja haciendo una hermosa moña que solía lucir en el pecho. El resto los ponía en un cesto en el mueble de la entrada de la casa y en un suspiro cada capullo se convertía en flor y desprendían un aroma envolvente y dulce, extendiéndose a todos los rincones.
Cada casa tiene su olor que la caracteriza y ese olor habla de quien la habita. Pero el tiempo pasó y las despedidas, sin que nadie pudiese detenerlo y sin que nada pueda mantenerse igual.
Todas estas vivencias han venido a mi mente porque en el patio de la primera planta, junto al limonero, hay todavía un viejo jazmín al que le tengo mucho cariño. Desde el patio de la planta baja puedo observarlo ahora y pienso: ¡pobre jazmín!, con su tronco carcomido por los años y aún sigue cada verano floreciendo y llenando todo el patio con su fragancia. Pero ahora no hay quien recoja esos capullos para ponerlos en aquel cestito, así que ya no se huele a jazmines en la entrada de mi casa.
Pero esta noche de luna llena he salido al patio y estamos aquí los dos, el viejo jazmín me alimenta el alma y me regala este suave aroma a mi casa y que me evoca tan gratos recuerdos. Me sorprende sentir hasta qué punto el olfato deja una profunda huella en la memoria.
Si la rosa la considera "la reina de las flores" para mí el jazmín es el rey.
Pilar
agosto del 2012